sábado, 5 de septiembre de 2020

Banca Infinita

 


Parece sencillo, pero no lo es, sentarse bajo los árboles en algún lugar. Hay que tener algo de tiempo y tranquilidad, escaso en la apresurada vida actual. También un clima adecuado, poder acceder, y perder el pudor de sentarse junto a otro/as, o que puedan llegar en cualquier momento y quedar cerca. Lo que en éstos tiempos de pandemia genera mas aprehensiones. Divisando las miradas a una distancia próxima, pero también algo extrañamente distante, pero compartida, quizás para un acto comunitario que alguna vez ocurrirá. También hay que saltar, o caminar un buen tramo y buscar la pasada, para entrar o salir de ahí. Pasar un rato, sentado sobre la base recta, sin respaldo, para permanecer. Entonces, emerge el inusitado diseño en su singularidad, a la vez como un signo, un lugar, una posibilidad, una leve actividad.

Si todo vuelve a donde comenzó.

Banca Infinita de Azocar-Catrón, Concepción, 2018.