miércoles, 29 de julio de 2020

DANTEUM


El proyecto (nunca construído) del DANTEUM es quizás una de las propuestas mas míticas de la arquitectura, por su singularidad y precisión. Planeado en los momentos triunfales de la revolución facista en Italia (1938), pero justamente cuando comienza la segunda guerra mundial y la debacle de los esos regímenes. Lo que absorbe incluso a su creador, el arquitecto Giuseppese Terragni, quien muere a consecuencia de su participación en el frente de batalla ruso, así como también sepulta las intenciones de ejecutar este extraño edificio. Se dice que fue encargado por el propio Mussolini, para glorificar la cultura itálica, en el mismo foro romano, y su diseño corresponde a un recorrido espacial por el poema de la "Divina Comedia" de Dante.

Con una ancha explanada de ingreso en el primer piso (que contrasta con la estrecha salida en su costado), el recorrido comienza por una columnata que recuerda el extravío en el bosque del propio Dante. Para conducir lateralmente a un gran salón que recuerda al "infierno" por las grandes y pesadas losas que se equilibran en un pilar central, y se van reduciendo en tamaño y altura en una secuencia espiral. Luego se arriba (o se escapa) por un pasadizo angosto, a otro salón que representa al "purgatorio", a través de una secuencia similar, pero esta vez de vacíos en el techo, mostrando fragmentos de cielo que se reducen progresivamente. El siguiente paso, es un ascenso también estrecho, para llegar al "paraíso", un gran espacio monumental, similar al bosque extraviado, pero de columnas vidriadas. Este lugar se ha prestado para múltiples recreaciones y discusiones de su posible construcción. La salida, es un angosto descenso a la realidad mundana.

La rigurosidad geométrica de su diseño y la pureza de la forma, son, sin lugar a dudas, tributarias del racionalismo modernista, que estaba en la antípodas ideológica del manifiesto político que pretendía servir. Pero su contenido poético, espacial y emancipador, se arraigaba en las profundidades de las leyendas grecorromanas (y el romanticismo de la época). El desarrollo de un gigantesco edificio con una funcionalidad tan inusual y un escrupuloso esfuerzo constructivo, resulta una paradoja en el devenir de la arquitectura moderna. Pero también alumbra posibilidades y conecta vivencias espaciales con la cultura y la sociedad.




sábado, 25 de julio de 2020

Proyectar Mundos




El reciente libro del Friedrich Von Borries plantea una visión novedosa y optimista, del diseño; además de reclamar su rol social y político en todas las escalas; desde el objeto hasta la ciudad y el territorio. Aprovecha este pesado compromiso para ofrecer dos alternativa; el proyecto puede ser "emancipador", o sea liberar posibilidades; o puede ser "sometiente", doblegarse frente a los sistemas y alineaciones contemporáneas. Aunque el texto presenta una difícil traducción del alemán, y carece de muchas referencias documentales (y ninguna gráfica!), amplia radicalmente la perspectiva del trabajo proyectual en el diseño y la arquitectura; y en la práctica, de toda acción humana. Reconoce una gran potencial cultural y personal en el "proyecto", como definición futura, cuando parecía sumergido en el post-estructuralismo y las incertidumbres actuales (incluyendo ahora la pandemia). Dotando a la capacidad de "proyectar", la misión de doblegar el acontecer humano; o de impulsarlo a nuevas posibilidades y diversidades. Esta proclama de F. Von Borries (que resume en su título de "proyectar mundos"), constituye sin duda una invitación alegre y prometedora, pero también una comprensión profunda de la labor proyectual y la obra construida.

Esta postura singular y revolucionaría, implica entonces que hay diseños "buenos" y "malos" (y así mismo lo declara F. Von Borries). Los diseños "malos" serían los que asumen las estructuras prevalecientes, aunque puedan estar muy bien ejecutados (o por eso mismo!); y los diseños "buenos" serían los que estimulan o abren condiciones. Una diferencia algo difusa (especialmente por la ausencia de ejemplos o imágenes que lo ilustren), pero que avanza sobre la ética clásica de la imitación de la naturaleza (que las obras sigan fielmente las formas o proporciones naturales); o de la posición actual de la teoría del arte y la arquitectura, asentada en la impresión sensorial (o intelectual), que queda bastante escurridiza. Recordando algo de los preceptos iniciales del modernismo, en su renovación del orden industrial, pero impulsando un sentido ecológico, cultural, y también, individual. De hecho plantea el diseño de "uno mismo", desde proyectar la supervivencia hasta nuevos mundos.

Talcahuano, 2020


jueves, 16 de julio de 2020

Subversión



La arquitectura surge normalmente por la necesidad de acoger una función, una actividad. Pero esta condición (simplificada por el modernismo como la "forma sigue a la función") es bastante más compleja de lo que parece, con aspectos ergonómicos, sociales, culturales, simbólicos, entre otros. Tanto así, que no suele ser enseñado, ni detallado mayormente, en las escuelas de arquitectura, ni en los tratados o manuales; pero insistentemente mencionado como un requisito esencial, que los edificios deben ser "funcionales". De hecho, reconocemos un edificio, de acuerdo al tipo de función que se le atribuye (una iglesia, unas oficinas, una casa, etc), y nos incomoda cuando se distancian de sus rasgos convencionales (no parece ser lo que dicen que es).

Esto parece suceder con el Centro Cívico en el barrio Boca Sur de Concepción, diseñado por Smiljan Radic (con la colaboración de  Eduardo Castillo, Alejandro Beals, Danilo Lazcano y Patricio Alvarado). Un centro distanciado de toda área urbana, y de los conjuntos poblacionales, con una plaza introvertida, escasamente ocupada, interrumpida por elementos inexplicables, con mesas desperdigadas sin sillas, canchas y juegos abandonados, circulaciones sin destino, escaleras sin entradas, colores inusuales, con pabellones misteriosos (y recientemente, con techumbres filtradas). Parece una ironía o una provocación; o quizás una singular apuesta por el futuro, por la transformación, por la generación de un mito en las nuevas generaciones, por otras nuevas actividades. En una subversión de los supuestos y condiciones arquitectónicas.