El reciente libro del Friedrich Von Borries plantea una visión novedosa y optimista, del diseño; además de reclamar su rol social y político en todas las escalas; desde el objeto hasta la ciudad y el territorio. Aprovecha este pesado compromiso para ofrecer dos alternativa; el proyecto puede ser "emancipador", o sea liberar posibilidades; o puede ser "sometiente", doblegarse frente a los sistemas y alineaciones contemporáneas. Aunque el texto presenta una difícil traducción del alemán, y carece de muchas referencias documentales (y ninguna gráfica!), amplia radicalmente la perspectiva del trabajo proyectual en el diseño y la arquitectura; y en la práctica, de toda acción humana. Reconoce una gran potencial cultural y personal en el "proyecto", como definición futura, cuando parecía sumergido en el post-estructuralismo y las incertidumbres actuales (incluyendo ahora la pandemia). Dotando a la capacidad de "proyectar", la misión de doblegar el acontecer humano; o de impulsarlo a nuevas posibilidades y diversidades. Esta proclama de F. Von Borries (que resume en su título de "proyectar mundos"), constituye sin duda una invitación alegre y prometedora, pero también una comprensión profunda de la labor proyectual y la obra construida.
Esta postura singular y revolucionaría, implica entonces que hay diseños "buenos" y "malos" (y así mismo lo declara F. Von Borries). Los diseños "malos" serían los que asumen las estructuras prevalecientes, aunque puedan estar muy bien ejecutados (o por eso mismo!); y los diseños "buenos" serían los que estimulan o abren condiciones. Una diferencia algo difusa (especialmente por la ausencia de ejemplos o imágenes que lo ilustren), pero que avanza sobre la ética clásica de la imitación de la naturaleza (que las obras sigan fielmente las formas o proporciones naturales); o de la posición actual de la teoría del arte y la arquitectura, asentada en la impresión sensorial (o intelectual), que queda bastante escurridiza. Recordando algo de los preceptos iniciales del modernismo, en su renovación del orden industrial, pero impulsando un sentido ecológico, cultural, y también, individual. De hecho plantea el diseño de "uno mismo", desde proyectar la supervivencia hasta nuevos mundos.
Talcahuano, 2020
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