El Vol. 21 Núm. 30 de la Revista De Arquitectura, editada por la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la Universidad de Chile, esta dedicada a la Teoria del Proyecto. El número de la revista esta encabezado por una editorial del arquitecto Felipe Corvalán, que invita a "pensar" la producción arquitectónica.
El texto inicial esta elaborado por Fabian Barros Di Gianmarino de U. Magallanes y se denomina "El proyecto de la teoría; contribución al estudio y precisión de la teoría del proyecto arquitectónico". Abre la discusión revisando de manera exhaustiva los planteamientos teóricos de distintos autores internacionales, para proponer una ordenación de conceptos entre el producto, la creación y la práctica. Planteando, que práctica y teoria se suelen entender como conceptos opuestos, pero que en arquitectura la teoría es la práctica.
Lo que se refleja también en los restantes artículos de esta revista dedicados a experiencias de oficinas, edificios o áreas urbanas; de los cuales emergen diversos aspectos conceptuales, aunque difícilmente expresan una concatenación teórica consistente. Estos esfuerzos indudablemente contribuyen a revisar la situación profesional, provocando una revisión amplia y serena de la actividad proyectual, sin embargo deberían avanzar en una crítica mas reflexiva. Impulsar una clarificación teórica en arquitectura es relevante, tanto para la labor profesional y educacional, como también por su repercusión social.
No basta con la reiterada tautologia que el pensamiento arquitectónico es la obra construída; lo cual no deja de ser cierto (porque la obra es el lenguaje propio de la disciplina), pero es insuficiente, ya que no logra ser transmisible como aspectos generales. Queda encerrada en el propio autor o en el edificio particular. Por eso sólo reconocemos escasas obras bien logradas, y padecemos una inmensa mayoria de edificios y ciudades de baja calidad arquitectónica. Esta parece ser el origen de la paradoja profesional; que un saber arquitectónico, aquilatado por siglos, formado en centenares de escuelas y cultivado por millones de laborantes; queda reducido a pocos buenos ejemplos, y produzca en gran parte obras insípidas y ajenas a los principios que se comparten. La incompresión del público, las restricciones políticas o economicas, son obstaculos reiteradamente arguidas que impiden realizar la arquitectura que imaginamos; pero también hay debilidades en expresar y asumir los aspectos que intuímos orientan su calidad. Este esfuerzo es la responsabilidad de educadores e investigadores, y en éste sentido los textos difundidos pueden profundizar sus afirmaciones, cuando plantean un título tan desafiante.
El artículo inicial de F. Barros propone un diagrama circular entre la teoria y la práctica (mediado por la reflexión y la creación), que parece alegar una autonomía del proyecto. Es decir, que el diseño sólo rinde cuentas a su propio diseñador. Bueno, aceptando ésta afirmación, podemos al menos solicitar el mecanismo en que ésto se puede revisar. Como reconocemos las intenciones o desarrollo del proyectista y su realización. ¿A través de sus declaraciones posteriores? ...como suelen realizar muchos autores, elaborando imbricadas explicaciones de las obras que suelen llevar a derroteros ajenos a la experiencia o cultura compartida. ¿Estableciendo relaciones con otras obras, descripciones de la circulación por sus espacios, o detalles del encargo o su ejecución?; ... como suelen hacer los críticos o comentaristas de arquitectura sin precisar algún planteamiento final. Estas estrategias suelen quedar postergadas mientras admiramos pausadamente las imágenes o recorremos la obra, y muy pocos las leen o atienden, y muchos las olvidan. Nadie "cita" estas declaraciones o comentarios, sólo de vez en cuando alguien menciona que recuerda o le gusta ese edificio, o quizas un estudiante lo declara su "referente", mostrando algunas imágenes. Quizás reconociendo que el lenguaje escrito no logra expresar la vivencia de la obra; pero tampoco sin intentar una formulación al respecto. Este esquema puede entonces avanzar en procedimientos, pruebas y ejemplos de aplicación, para desarrollar propiamente los objetivos que se propone.